
Enfrentarse a las condiciones climáticas fue uno de los obstáculos más fuertes para los chicos, lluvias torrenciales y las heladas en la madrugada indispusieron a más de uno. El instinto de supervivencia fue lo que obligó a enfrentarse a todas estas condiciones, enfrentando hambre, sed y varios insectos de tamaño familiar.
Gracias a Dios todo salió muy bien, no hubo nadie accidentado, aunque muchos se quejaban de las picaduras de insectos. El día viernes a las 2 de la tarde con una sonrisa los chicos se despidieron de los Instructores y en el viaje en medio de risas y bromas compartieron cada una de sus experiencias.
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